Bueno, ¿y ahora qué?

Publicado por Maestro IBM a las 23:21 0 comentarios

Todo lo que comienza debe terminar, pero nuestro final ha llegado demasiado pronto. Tras una liga llena de lucha y de esfuerzo por no dejar de entrenar, por no dejar de ir a correr ningún día, de nuevo el destino nos ha jugado una mala pasada y nos ha negado el seguir haciendo lo que nos gusta, jugar al baloncesto. Entre lesiones, enfermedades raras y despropósitos les hemos puesto en bandeja nuestra eliminación de la fase final.

Todo comenzó la semana pasada cuando una gastritis o el virus ese de los vómitos, la diarrea y la fiebre, nos deja de una sola estacada fuera de combate a mi compañero y a mí. Los enfrentamos ante un Montilla que fue con miedo y se encontró un regalito, de nuestras manos, como siempre. Así que todo se decidiría en la segunda jornada aunque la cosa pintaba difícil.

Faltando al primer partido por la fiebre, estaba supermotivado para comerme a Montilla y a todo el que se me pusiera delante. Una frase que me dijo un amigo la pongo en práctica cada vez que juego "DESTRUYE", luchando contra el mundo hasta que el dolor de piernas y los golpes me hagan poner las manos sobre las rodillas y mirar al suelo.

Esta historia me recuerda a los episodios de "Colombo" en los que sabías quién era el asesino desde el principio, pues yo quería cambiar la historia, pero de nuevo fue ella la que me quitó de en medio para dar paso a los demás. Tras un partido luchando como loco, corriendo de un lugar a otro, metiendo casi todo lo que tiraba, no fue suficiente. Lo hemos hecho lo mejor posible, es el consuelo que nos queda pero no me da la tranquilidad que necesito ahora mismo.

El triste final de esta historia, no es solo que nos hayan eliminado de la liga, sino que dejo de ver a unas personas que aprecio, con los que he compartido no solo pista o banquillo sino momentos muy buenos y como este muy malos. El deporte nos permite superarnos a nosotros mismos, nos da salud y todas las tonterías que decimos, pero en el fondo lo bueno se queda para el que gana y lo malo para el que pierde.

Para nosotros se quedan frases como: "Veremos si luego nos reimos tanto", "vamos Granjuelos", "vamos Chacho", "hay que estar concentrado" y tantas otras más.

Han sido los dos mejores años en lo que al baloncesto se refiere, incluyendo el año pasado en el que no contaban mucho conmigo en Andaluza pero no me eché atrás y seguí luchando hasta que me dieron mis minutos. Será difícil que este grupo coincida en el mismo banquillo el año que viene, espero que si. Por eso no considero esto un final, sino un descanso hasta el año que viene, para seguir disfrutando de las personas que han entrado en mi vida que es lo realmente importante.

Soy un Granjuelo ...1, 2, 3, ¡EQUIPO!

"Se hace lo que se puede, Malamadre"

Publicado por Maestro IBM a las 0:33 1 comentarios

Una buena frase como esta es el punto de partida para dar a conocer parte de lo que Mi mundo puede aportaros a todos. Doy las gracias a mi hermana, me ha dejado el blog listo para desahogarme y con servicio de atención al cliente casi 24h, es un privilegio mio y una lacra para ella.

Atendiendo a una promesa que le hice a mi padre estas navidades, me decidí a invitarlo al cine. Mis primeras opciones eran El hombre lobo y The Road, pero recordé con quién iba. Buscando por internet la cartelera de los cines en Córdoba, apareció la Celda 211 en el Arcángel. El cine elegido no es de mis preferidos, sobre todo cuando mides 1,95 y tienes que estar todo el rato moviéndote de un lugar a otro del asiento hasta encontrar la posturita (recuerdo aquel anuncio de Vía Digital en el que no se movían porque habían cogido "la posturita"). Al ir justos de tiempo convencí a mi padre para aparcar fuera del Eroski para ahorrar tiempo, todo esto lloviendo en la calle. Entramos en la sala antes de que terminara la película anterior, por lo que vimos el final. El cine un día entre semana normal es un cachondeo, ya que te puedes quedar allí entrando en salas diferentes y creo que nadie se daría cuenta.

La puerta de la celda 211 está abierta, desde ese momento comienza una partida de cartas en la que todos tienen ases escondidos bajo las mangas, sin descubrir su juego hasta el final. No quiero desvelar el final de la película, sólo dire que Malamuerte está muerto y habla con los niños de ojos saltones que juegan con sus muñecos en los bancos de las iglesias. Al terminar de verla, sentí lo mismo que con Cadena Perpetua, la veré cada vez que la pongan en televisión (la emiten esta semana en Cuatro).

La moraleja que he sacado mientras disfrutaba de ella es la siguiente: "Es preferible llegar a la hora justa cuando vayas a trabajar o si me apuras llegar 10 minutos tarde el día después de una comida antes que llegar con tanta antelación como para que te metan en una celda para hacer tiempo".

Si tenéis oportunidad id al cine a verla siempre cumpliendo estas sencillas reglas: buena compañía que se te pegue en los sustos, palomitas y coca-cola fría (lo mejor cuando sales de un virus grastrointestinal).